lunes, 23 de agosto de 2010

Cuidado con los test genéticos de farmacia


Como cada vez la ciencia avanza más, también tenemos al alcance de la mano más medicamentos y pruebas que nos facilitan la vida, una de ellas, quizá la más famosa, la del test del embarazo.

Me parece perfecto, este tipo de avances nos facilitan la vida y nos aportan calidad en la misma. El problema surge cuando nos comienzan a vender medicamentos inútiles, o peor aún, peligrosos.

En Estados Unidos, por ejemplo, se puede encontrar muchos tipos de aspirinas en muchas dosis diferentes, y muchas de ellas hacen eco de sus efectos beneficiosos para el corazón.
Vienen incluso en envases gigantes para tomárselas como si de “sugus” se tratase.

Pues ahora, las farmacéuticas y las compañías afines
han visto el filón de las pruebas o test genéticos. Estos productos prometen vaticinar nuestra predisposición al cáncer o la necesidad de ingerir aspirinas para prevenir ataques cardiacos. También hay pruebas para determinar la sensibilidad de nuestra piel al sol y recomendar el grado de FPS (factor de protección solar) que necesitamos para protegernos

¿Qué tan fiables son estas pruebas?

Yo no tengo la más mínima duda de todos los beneficios que traerán consigo los avances en genética que se hacen día a día. Tampoco dudo de las vidas que puedan salvar ciertos test genéticos. De lo que dudo es de la responsabilidad y de
la ética que ciertos laboratorios puedan tener al comercializar estas pruebas.

Yo estoy a favor de que haya pruebas genéticas que mejoren nuestra calidad de vida.
¿A quién no le gustaría saber si va a desarrollar cáncer o no, y de ser así tomar cartas en el asunto? Les doy un ejemplo real, el test sanguíneo para detectar cáncer de colon aunque este test no está a la venta en farmacias, el ejemplo es válido, ya que en el futuro podemos tener este tipo de pruebas al alcance de la mano.

Si se detecta esta enfermedad en sus fases primarias las posibilidades de curarse son muy altas. Anteriormente se detectaba en fases muy avanzadas y las posibilidades de sobrevida eran muy bajas. Ahí está la diferencia, en
hacer las cosas con criterio y ética profesional.

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